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El 7 de mayo de 1890 se cometió un sacrilegio en una iglesia de Salamanca, las formas consagradas fueron derramadas por el suelo. A esto responde este pequeño sermón (o resumen). El predicador y autor posiblemente sea el P. Pedro Manovel y Prima, aunque ya había algún dominico en el convento, que pudiera ser el autor.

Se trata de doña Mencía de Mendoza y Enriquez de Cabrera, hija de los duques del Infantado y esposa de D. Antonio Álvarez de Toledo, V duque de Alba. Es, pues de, un sermón que se celebraba en el convento de Salamanca a los primeros patronos de convento.
El tema bíblico se toma del Eclesiástico, cap. 29, 15: «Conclude eleemosynam in corde pauperis, El haec pro te exorabit ab omni male» y del libro de Tobias cap. 4, 10:«Pretium [premium] bonum tibi thesaurizas in die necessitatis». Exalta a Doña Mencía como bienhechora de este convento San Esteban [de Salamanca], como patrona de él. Y el convento cumple fielmente los encargos por el alma de esta digna y noble señora.

Comienza con las palabras de Jesucristo. "Qui voluerit animam suam salvam facere perdet illam" (Luc., cap. IX) y el comienzo de un sermón de San Vicente Ferrer en la fiesta de San Pedro Mártir. Destaca la entrega fuera de todo egoísmo del Mártir san Pedro, que entregó la vida con toda generosidad, siguiendo las palabras de Jesús. El sermón está abundantemente salpicado de frases evangélicas en latín, que las destaca con letra elegante